JUANA MOLINA

La imaginábamos viviendo en el bosque, cubierta por el manto de algún Dios. Pensamos en viajeros del siglo XIX donde todavía no había caído el imperio perdido. Solitaria y casi invisible había inventado un sonido moderno, había dejado atrás algunas historias personales. Créeme, lee historias, cada palabra desde la primera página hasta la última, cuando termina ha amanecido y el cielo ha empezado a clarear. Oye el canto de un pájaro. Pero la historia no ha terminado aún, así es el mundo: ni un momento más, ni un momento menos.

El lugar al que vaya después no tiene importancia, cuando pasa algo continúa pasando siempre, no se puede cambiar, nunca puede ser de otra manera. Un mensaje que viene del interior,  el mundo desaparece y sólo está lo que está pasando y sentís que no sos vos. Ella es la única que sabe la verdad y nunca la dirá. 

Juana Molina en exclusivo con Subterráneo.


Apenas terminó la prueba de sonido de la segunda noche en Club Paraguay fuimos al camarín para concretar lo pautado, inflexiones que quizás sea el único testimonio de Juana Molina sobre suelo mediterráneo. Subimos la escalera y un pasillo angosto, oscuro, como si fuera la entrada a un lugar donde nadie sabe qué hay, donde todo es posible, termina por ser una cita inesperada. Justo vemos a Jamie y sin dudar encaramos, todo por ver, todo por observar, un mundo donde lo periodístico resulta ser un diálogo con un ser querido, un amor de cuarenta minutos.

Entramos, estaban todos, músicos, sonido, un poco interrumpiendo una ronda de frutas y algún análisis sobre lo que estaba por venir. No fue fácil, pero caminaba, uno de ellos captó la onda y dijo, ¡esto es un asalto! y fue suficiente como para romper el hielo, tomar asiento y avanzar.

¿Qué tal estuvo anoche?

Estuvo muy bueno, algunos problemas técnicos, pero en general todo bien, la gente, el show en sí. Un poco largo la prueba de sonido, ustedes estaban. Responde Diego López De Arcaute (baterista) como conectando la entrevista.

¿Cómo fue la experiencia con un público que quizás no sea al que están acostumbrados a recibir en capital o afuera?

Increíble, estuvo power, vimos gente que se sabían las letras. Me voy a lavar las manos porque el pegote de la mandarina no me lo banco. Dijo Juana ya relajada.

Jamie tomó la punta, recordando un show de Juana en Ciudad Universitaria, dejando ver la movida estudiantil, los afectos, la ciudad. Juana algo recordaba entre la nebulosa.

¿Cómo respondés al tema de las influencias?

Lo que pasa es que yo tengo una teoría con respecto a eso, son para mí como despertadores que uno tiene, cuando a uno le gusta mucho algo no necesariamente debe influir en tu obra de una manera activa, me acuerdo que una vez fui a ver un recital de James Brown y cuando volví agarré la guitarra y dije, ¡ah, ok! Empecé con un acorde que no tenía nada que ver con James Brown, entonces funcionó como inspirador más que como influencia, las influencias son cosas que uno lleva adentro. Che ¿para qué están grabando? No quiero decir lo que ya dije, voy a ver si puedo renovar un poco mi manera de ver las cosas. Las cosas con lo que uno crece es lo que te va formando y no se sabe bien que son, en mi caso seguramente toda la música que escuchaban mis viejos que era mucha y muy variada, así como una publicidad, cualquier cosa puede influenciar como por ósmosis. Es decir, dos hermanos que crecen escuchando lo mismo después no hacen entre ellos la misma música, con mi hermana crecimos escuchando los mismos discos pero lo que hacemos es totalmente distinto. Eso me demuestra que las influencias no son lo que uno cree, son despertadores que resuenan inconscientemente y despierta esa parte tuya que luego se pone en evidencia. No sé cuantas cosas tengo dormidas todavía, espero que muchas.

Esta cuestión del loop, de la repetición, de ir adhiriendo capas en la música, ¿Se puede relacionar con algún tipo de meditación? ¿Te lleva a eso?

Lo que pasa es que fue al revés, yo cuando no existía el loop y casi no existía grabarse, todo lo que se me ocurría lo grababa en cassettes, de distintas longitudes, generalmente 45 minutos por lado, esos 45 minutos eran un loop tocando lo mismo, yo entraba en trance con ese loop, hoy justo hablábamos de eso, y después tocaba algo arriba que también se repetía, por eso para mi lo del loop fue como una necesidad, lo necesitaba, y no existía. Sino pensalo, yo hubiera necesitado cinco o seis músicos que tocaran esas repeticiones. Cuando grabo no grabo los loops, son cosas que toco porque entro yo en una especie de trance con esa cosa que se repite, la diferencia entre un loop con algo que se repite es que el loop es una rueda que avanza y avanza sobre el mismo camino, en cambio algo que se repite es una rueda que gira en falso. El loop para mí a medida que lo voy tocando voy sumergiéndome cada vez más en ese mundo, en ese clima. Yo grababa cassettes de 45 minutos porque era lo que duraba, sino quizás hubiera durado tres horas esa misma grabación, o inventos, porque en esa época los llamaba así, inventos 1, inventos 2, etc. Eran horas de eso, de lo mismo, una cosa repetitiva muy mántrica que no sé por qué llegaba a eso. Después cuando saqué Segundo y necesitaba tocarlo en vivo, y no podía mantener ni viajar con seis ni siete músicos que era lo que necesitaba para que sonara lo mismo que había grabado, entonces desesperadamente necesitaba algo que supliera la presencia o ausencia de los músicos. Cada vez que viajaba afuera, entraba a los locales de música y decía… necesito un aparato que haga esto, que no sea un delay, yo ya trabajaba con un delay pero tenía que pre-medir lo que iba a durar, quiero apretar un pedal, grabar y que siga sonando. Dos o tres años después me dijeron… acaba de llegar un pedal que me parece que hace eso que vos haces.

«CUANDO HAY PENSAMIENDO SE CORTA EL HILO CREATIVO, NO DEBE HABER PENSAMIENTO, ES ALGO QUE CUANDO TOCÁS EL MUNDO DESAPARECE Y SOLAMENTE ESTÁ LO QUE ESTÁ PASANDO Y SENTÍS QUE NO SOS VOS EL QUE LO HACE, EL INSTRUMENTO TE DICTA LO QUE HAY QUE HACER» — JUANA MOLINA

El Loop Station.

Loop Station Rc 20, con el que toqué doce años, el primero que salió, me compré dos e inmediatamente yo ya sabía que hacer con él, no era que yo estaba experimentando con algo nuevo, ya sabía lo que era trabajar con loops. Una vez que entro en trance con el primer loop que grabo, la primera rueda que gira, todo lo que va viniendo después está inmerso en esa cosa que me sugiere el primer loop, que es la base inicial.

Lo del trance, la meditación o como lo quieras llamar, es algo que ya venía ocurriendo desde que soy muy chica, sólo que no con una máquina.

¿Y con el formato canción tradicional cómo te llevás?

Es que el hecho de que me saliera tocar así de esa manera, no podía parar, al principio era una semana, descubría algo y le daba una semana entera, en trance tocando algo que era la nada misma, pero me ponía en un estado. Entonces después cuando hice mi primer disco Rara, se lo mostraba a la gente y me daba mucha vergüenza, de hecho todo el disco las partes que no son la base son injertos que hice para que se pareciera un poco a las canciones. Igual eso creo que hace muchos años se dejó de hacer, canciones tradicionales. Pero insisto, cuando yo empecé hace treinta años… las canciones de Rara son canciones que yo había compuesto diez años antes, después empecé con la tele y que se yo y todo eso quedó ahí suspendido, cuando finalmente decido hacer un disco y dedicarme a la música retomé esas canciones, algunas las compuse a los veinte. Después vinieron esos inserts que te digo, para parecerme un poco a los demás.

¿Pensás que hay un componente feminista en tus canciones?

Mira lo que te digo, un cero, me da resquemor usar la palabra arte, pero usémosla ya que existe, la cuestión de los géneros y categorías no va conmigo. Cuando se entregan premios de rock femenino o masculino no lo entiendo ¿Qué es eso? Después no quieren que haya diferencias. A menos que hagas arte conceptual, cosa que yo no hago, entonces ahí puede ser que lo femenino, masculino influya de algún modo porque estás con un pre-concepto, una idea previa a lo que vas hacer, como una imposición. Yo dejo que las cosas pasen y salga lo que salga, es más, cuando hay pensamiento se corta el hilo creativo, no debe haber pensamiento, es algo que cuando tocás el mundo desaparece y solamente está lo que está pasando y sentís que no sos vos el que lo hace, el instrumento te dicta lo que hay que hacer.

¿Podés ver una mayor aceptación de tu obra por parte del público, la crítica, los medios?

Ni hablar, sí un cambio radical, de hecho antes no me iba a ver nadie, eran diez, quince, salvo al principio de todo que iban porque era “Juana Molina”, pero a la mitad del show no quedaba nadie, no sé qué pensaban que iban a ver pero se decepcionaban una bocha, cuando se iban yendo todos y quedaban los que quedaban, era como un alivio generalizado, ahí pasaba algo de verdad, el resto era incomodidad. Era salir a tocar con un departamento encima. ¡Pero nosotros no queremos escuchar eso, nosotros queremos que hagas la coreana! Explica Juana con cierto código dramaturgo. Y yo haciéndome cargo de eso, problemas…

¿Dónde sentís que está tu hogar?

​Cualquier lugar donde sea bien recibida, como anoche. ¿Anoche era el hogar no? Claro que sí. Estamos bajo el manto de Odin, nos protege.


Introducción por Marcio Parks.
Entrevista por Marcio Parks y Juan Cruz Molas y Molas.
Fotografías por Agustín Cervai y Juan Cruz Molas y Molas.
(Gracias a Fede Fresco y a Club Paraguay por el aval).

http://www.juanamolina.com/ / Facebook Juana Molina


SUBTERRANEO