ZULIANI

Lo que caracteriza el concepto de aventura y lo distingue de todos los fragmentos de la vida, es el hecho de que algo aislado y accidental puede responder a una necesidad y abrigar un sentido. Un artista que permanece en la tierra baldía, sostenido por los sueños imposibles de un futuro donde sus vilezas serán, por fin, recompensadas. Los chicos que crecieron sin el particular y cuestionable orden se reúnen y se conforman con la reivindicación del propio ser al tomar por asalto el estatus prohibido. Como si él y su poderío místico incluyeran la condena y la salvación. Esta historia intenta marcar, contar ese final y el comienzo de una era en la que ya todo cambió. Muy de a poco el campo de acción se fue ampliando, abriéndose hasta dejarlo entrar a los expendios del mundo.

Zuliani en exclusivo con Subterráneo.


¿Y esto qué es?

La sorpresita, jaja. Una haze que me regaló un amigo, dulce, pega bien.  Hay que conocer la persona para entender al artista, este tipo de entrevista que adoptan ustedes es más creíble y me parece muy bien.

¿Cómo fue tu infancia?

Soy el más chico de cuatro hermanos, nací en el 90’, 23 de febrero. Jardín Hipódromo fue mi barrio para ese entonces, de mi infancia tendría mucho para hablar, pero lo más importante es que fue bella. Cuando empezaron a haber algunos problemas para mí, situaciones que me fueron moldeando. Mis viejos se separaron cuando tenía cinco años, ya desde los cuatro empezaba a ver ciertos parámetros que me decían que la cosa no iba bien para ningún lado, se separaron y fue difícil. De todas formas comprendo que ese tipo de problemas se absorben más en la adolescencia que en la infancia lo cual fue algo que viví con normal inocencia, estás y no estás, mis hermanos lo sufrieron más. Nos sentaron a todos en la cama y nos dieron la libertad de elegir con quién queríamos vivir. A medida que vas creciendo vas analizando todo con más criterio y amplitud, en ese momento todo pasa y sigue, se vive sin poder analizar nada.

​Después empezó el colegio, jardín bien, el primario bien…en el secundario ahí empezó la cosa, estaba más picante todo y empecé a descubrir nuevas oportunidades, tentaciones. Hice hasta tercer año, me llevé una banda de materias. Ese año repetí, estaba muy rebelde y no quería saber nada con eso, empecé a frecuentar lugares donde no debía estar, con gente que por ahí andaba en otra y me pegué, dejé el colegio y seguí a distancia.  Terminé a los 19.

​¿Pensás, de alguna forma, que era el momento de rebelarte como no pudiste a los 5? Para descargar tu furia, la ira que generan las injusticias de la vida.

Absolutamente, yo era el más pibe ante todo, siempre fui el más cuidado, lo que sucedía en ese momento era que mi cuerpo se nutría de todo lo malo de mi vieja ante mi viejo y viceversa, es inevitable, ellos no se dan cuenta pero te cargan de cosas que no te pertenecen, no es intencional y nos pasa a la mayoría, somos humanos y nos equivocamos. Nuestros viejos también fueron jóvenes. Fui el primero que fumó marihuana,  fue algo duro para mi viejo, él venía de otro lado, es contador, cuando se enteró que fumaba marihuana lo primero que pensó es “se me está yendo el pibe” y en ese momento puede ser que sí, era muy pibe, fumé mi primer porro a los 14, un alto paragua en el Jockey. Había algo en eso que me atraía, fumé dos años hasta que lamentablemente entré en la dura, peligroso para la edad,  en ese momento no sabes por qué lo haces, una manera de experimentar con el cuerpo, la mente. Estuve nueve meses rehabilitándome, fueron días difíciles, no sabía lo que hacía. Pasaron nueve meses, terminé con ese proceso, noviembre de 2005.

Para ese entonces mi vieja estaba casada con un norteamericano, se fueron para allá y me preguntaron si quería ir. Yo desde chico, por la cultura del hip hop, el skate, siempre me llamó la atención el norte, Yo andaba en skate desde los ocho años, mi vieja me compró una patineta y yo le daba y le daba, así llegó el skate, empezamos con el Santi y los otros pibes del barrio, éramos los más chicos en el Parque de las Naciones, estaban todos los más grandes, hasta los 15 el skate fue a pleno, era la vida, hasta que conocí la música, más que nada el hip hop, escuché discos de Cypress, Eminem y uno de Will Smith, era algo tremendo, no podíamos creer, tenía alto estilo, diferente de todo, completamente nuevo.

En el parque siempre había uno con una caja, un boombox, éramos re pibes, nos sentíamos bien, patineta, hip hop, éramos los actores de un movimiento cultural que ya había desembarcado en los 90` pero que estaba en pleno crecimiento, y nosotros estábamos ahí. Jugábamos al básquet, fumábamos hierba, tirábamos graffiti, Freestyle, habíamos encontrado algo, íbamos por algo que no tenía nada que ver con lo que estaba sucediendo. Entonces me fui a Los Ángeles, la meca de todo lo que me gustaba. Fui a cumplir mi sueño.

«HAY UNA CANTIDAD DE PIBES QUE HACEN HIP HOP, QUE PINTAN, QUE BAILAN, QUE TOMAN LA CALLE COMO MEDIO DE SU EXPRESIÓN, SE REFUGIAN EN LA CULTURA CALLEJERA Y ADOPTAN EL MOVIMIENTO COMO UN ESTILO DE VIDA. SIENTO QUE ES UN BUEN MOMENTO» — ZULIANI

Llegué directamente a empezar el colegio, no sabía nada de inglés, tuve que aprender todo, colegio de lunes a viernes, sábado clases particulares de inglés, en ese momento no podías conseguir nada legal, alcohol, cigarros, son muy estrictos con eso, yo venía de salir de una heavy así que eso me venía bien, empecé el gimnasio, no fumé más tabaco, yo fumaba desde los once, cambié totalmente, pero a los tres meses me quise volver, no aguantaba, tenía 16 años, estaba en plena adolescencia, amigos, salidas, aventuras, extrañaba una bocha. Me terminé quedando un año, en diciembre me propusieron si quería ir a pasar navidad a Nueva York o a Argentina, y yo dije Argentina de pecho. Pero me sirvió para ver de afuera mi país, para salir del círculo infinito, quienes son los amigos de verdad. Recuerdo un viaje que hicimos por Panamá, ahí hice mi primera canción. Me volví. Sea lo que sea, con una pista bajada de Internet, era lo primero que yo grababa y me lo traje para Argentina.

Ya pasaron diez años. En el 2006 me subí a un escenario por primera vez, en 2007 surgió La Crema con Dan Luján, proyecto que sigue hasta hoy, más vigente que nunca. Ese mismo año conocí un productor, un amigo ahora, Nahual, venía de Italia, nació acá, estuvo dos años y se fue, a los 18 volvió, una tarde fuimos a la casa y vimos que el chabón traía pistas de otro nivel, sus padres son músicos entonces él siempre estuvo en eso, venía de otra cultura, desde el primer momento pegamos onda y empezamos a trabajar, hicimos temas, armamos Voces del Subsuelo, éramos diez MC y dos Dj, todo producido por Nahual, ese fue el primer disco físico en el que participé, luego empecé a ver que tenía que hacer la mía, en el 2009 grabé mi primer disco solista, Escenas de Película, se terminó la joda, ya no quería ser observador, quería jugar. Nahual me alentó y me dijo vamos a hacerlo, fue un proceso personal de autodescubrimiento muy bueno, ese disco está repleto de estados, terminó por salir en el 2010 y costó lo que tenía que costar. Después vino Plan de Evacuación, mi segundo trabajo, fue más fácil, también producido por Nahual.

¿Cuándo empezás a estudiar música, masterización, y a producir tus propios discos?

En realidad yo empecé rapeando, una cosa es eso y otra cosa es hacer música, es otra bajada de línea, lo hacíamos por que nos sentíamos bien, era una meditación, no flipamos con la fama ni el triunfo, ya estábamos triunfando haciendo lo que nos gusta, pero ya después dejó de ser un relax. Fue una elección nada fácil comenzar a ser músico, aún más en Córdoba, que recién ahora a pesar de su lado under está creciendo cada vez más, hay una cantidad de pibes que hacen hip hop, que pintan, que bailan, que toman la calle como su medio de expresión, se refugian en la cultura callejera y adoptan el movimiento como estilo de vida. Siento que es un buen momento. Tiene que ver con los medios, la masificación de Internet, ahora es muy fácil conseguir buenas pistas, antes era muy precario el proceso. Todo llega de modo instantáneo, no hay que dejar pasar diez años para que llegue un disco y eso repercute inexorablemente en las nuevas generaciones.

¿Cómo entra la cultura Cannábica en todo esto?   

Cuando nos conocimos con Nahual, 2007, hicimos un grupo, fumábamos todo el día, era una cultura y no estábamos re locos como dicen, lo tomamos como un ritual milenario, una planta sagrada, por algo está presente en nuestro planeta expandido por el mundo, analizábamos su uso medicinal, las consecuencias del mal uso, como así de la hoja de coca, de la yerba mate, etc. El quiebre de sentir que ahora sabía lo que estaba haciendo era real, comencé a interesarme por el autocultivo, una visión desde otro ángulo absoluto, mi punto de vista había cambiado en torno a mis experiencias pasadas. Nunca le tuve miedo, y ahora estaba desarrollando el respeto.

Vi la diferencia entre cosechar tu propia planta y salir a pegar un 25, corté con ese proceso que energéticamente no es bueno, fumar hierba prensada es fumar todo lo clandestino que lo caracteriza, es meter a tu cuerpo lo negativo de la tranza y el comercio, la mentira y el engaño. Ver crecer a tu planta, captar la diferencia entre el ayer y el hoy, el florecimiento, no es lo mismo. En mi música influye todo el tiempo, no estoy en contra de nada, amor, respeto, valores. El hip hop genera una búsqueda interior, conocernos y descubrir lo más interior, en ese sentido cumple la misma función que el cannabis.

Escribo realidades, una canción es para toda la vida y creo que tengo una responsabilidad muy grande, tengo sobrinos pequeños que escuchan mi música, si hablo de marihuana debo hacerlo con suma responsabilidad y respeto, llega un punto donde la ética profesional juega un papel social, cuidar las palabras, hacer poesía. La música si no es el retrato de uno, no tiene mucho sentido. Quiero dejar un legado.

¿Te gusta el Rock nacional?

Me gustan muchos estilos y géneros, Spinetta escuché mucho con mis hermanos, pienso que si uno se olvida de la raíces entonces dónde queda la posibilidad de ser uno, no hay posibilidad sin raíces, el sonido Rioplatense debe coexistir más allá del hip hop, el rock, etc. Lo llevamos adentro, es nuestra familia, nuestros antepasados, nuestra sangre, entonces ¿a dónde está el hip hop argentino sin eso? posiblemente sea la influencia para otros y quiero que sea con esa base, aunque no sea musicalmente, lo que hablás, como dice Lila (canción de Zuliani); bienvenidos Argentina, el humo con la sangría. Hablás de las comidas, de tu gente, de tu equipo.

¿Cómo ves el hip hop en Córdoba actualmente? 

Está creciendo, se expande, pero todavía falta unión, esta dividida la cosa, hay competencia, algunas broncas por ahí, celos, envidia, superando eso todo sería aún mayor, antes de rapear habría que pulir el lado humano pero eso ya es personal. Siento que de alguna forma esta falta de unión, Córdoba es una provincia con gran potencial artístico, no terminan por suceder las cosas. El amor por la música debe crear una maquinaria colectiva que no sucede. El hip hop es una cultura cerrada, algunos son medios tercos, no les gusta que les ensucien el piso. Y a eso sumale que Córdoba y los medios son muy conservadores, el hip hop es contestatario, es protesta, por eso es que vamos en contra de corriente, no hacemos pop, rompemos estructuras, eliminamos etiquetas.  Desmoronar y volver a construir.  De a poco el movimiento va creando su mundo, no hay una fórmula para eso, se va dando y se reduce al lado más humano. Se puede hacer.

«La música si no es el retrato de uno, no tiene mucho sentido. Quiero dejar un legado». — Zuliani

¿Dónde está tu hogar?

La tierra, el mundo, mi familia. Y cuando digo esto me refiero a los que me cuidan, mis amigos ya no son mis amigos, son mi familia, me cuidan y los cuido en esta jungla de cemento, no quiero perderme entre los edificios.

Somos la manada.


Introducción por Marcio Parks.
Entrevista por Marcio Parks y Juan Cruz Molas y Molas.
Fotografías y videos por Juan Cruz Molas y Molas.
(Fotografía de Zuliani en vivo cortesía de Dan Luján).

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