VICTORIA TOLOMEI

Se formó entre punks y revolucionarios, empujada por héroes de la poesía lírica y del balancín de la muerte. Su perfil es diferente, ya está todo expresado pero nos permitimos añadir algo más.

Nada en los pantanos del arte, que es para ella un Acapulco de mercurio, un oasis de sangre de pescado, un disneylandia submarino capaz de modificar el mundo. Tal vez esta es la única forma de no tener miedo, como quien vive dentro de fantasmas que todos tenemos. Simplemente aguardando, sobre las ruinas de nuestras ciudades, un relato clandestino.

Victoria Tolomei en exclusivo con Subterráneo.


Me pasa algo, la música para mí fue muy importante porque desde muy chica descubrí el punk-rock, a su vez me hizo conectar con el mundo del under y toda esa escena que naturalmente es muy artística. Atrás de eso la gente con la que te rodeabas eran músicos, grafiteros, escritores, entonces toda esa efervescencia me hizo llegar a muchos lugares que tal vez de otra manera no hubiera podido. Todo ese mundo del punk-rock me bajo mucha data, la idea de cuestionar, de hacernos mil preguntas, es un ejercicio constante de no perder la capacidad de estar despierta, sobre todo en una ciudad como Buenos Aires donde es muy fácil entrar en una rutina que te va consumiendo y quitando ciertas capacidades. Después cuando vas creciendo uno trata de cerrarse a nada, estar abierta a todo.

Los estilos musicales que escucho hoy son recontra variados, puedo ir a ver a 2 minutos, que de hecho tocan en el Luna y voy a ir porque me encanta, hasta música experimental, jazz, folk, de todo, pero creo que cuando tengo que identificarme con un estilo o una banda siempre cito el punk-rock y Los Ramones, me representa.

Me pasó que fui a ver El Mató, mi hermana es fanática desde que arrancaron, yo me acuerdo un poco por el juego del prejuicio, el nombre no me gustaba, y hace poco empecé a escuchar y conecté con todo, fui a verlos a Niceto y dije… que espectacular, en otro momento de mi vida no hubiera llegado a esto. Cada vez más me gustan las bandas que no se definen, un poco de acá, un poco de allá, eso me encanta y es algo que está pasando mucho, yo voy seguido a ver bandas, encuentro nuevas propuestas, bandas locales con sonidos del mundo, es bueno que pase, de alguna forma estamos unidos por medio de un lenguaje que es universal y rompe con lo sectario que alguna vez fue el rock nacional. No hay referencia temporal, cada vez son menos las bandas que se refugian bajo una etiqueta, estilo, género, como quieras llamarlo, entonces van mamando sonidos de otras partes del mundo y de otras épocas, que no tiene que ver con volver a las raíces ni reivindicar los clásicos, más bien intenta una reconstrucción de la música que es inconsciente y autodidacta.

Ya fue eso de que si te gusta el punk sos punk-rocker, hay que romper con eso. Yo voy a ver bandas y la flasheo, esto es una vaga idea, tal vez tiene que ver con que soy curadora de arte y estoy todo el tiempo viendo que está pasando atrás de eso e interpretando la historia.

Una vez fui a ver unas visuales de Pacheco, cuando terminó dije ¡Faaa! Después de un tiempo me encuentro con Pacheco y le digo, boludo, espectacular las visuales, te hiciste un recorrido por la historia de la humanidad, me mira y me dice; la verdad que no, pero espectacular el flash que te comiste jajaja, un buen mambo, lo lindo es que te pase eso y sucede cuando las propuestas son más flexibles.

Pero bueno… yo sigo el punk por un apego emocional, desde los 14. A esa edad, plena adolescencia, es una época crítica porque uno está en plena búsqueda sobre la idea de identidad, ese fue el momento donde yo comencé a cuestionar el mundo. Siempre tuve amigos músicos, más grandes, en ese momento no teníamos Internet, tenía un noviecito que tenía una banda de punk, me presta un disco y como no existía google tenías que imaginártelos, me acuerdo el flash y la gran apertura imaginativa, pensar las letras, interpretar los mensajes anti capitalismo, anti religión, mensajes y secuencias que me fueron moldeando. Hasta que un día fui a verlos al Showcenter de Haedo, yo vivía en Benavides. Caí tres horas antes así que me mandé a la prueba de sonido, en una butaca tranqui me hice amiga del hermano de uno de los chicos de la banda, empezamos a hablar y pegamos onda, me dijo “che, quedate, vamos a cenar y después venimos juntos al show”. Me quedé, conocí la banda y esa fue mi entrada a toda la movida. Después vino Cemento y nunca más me fui. Un mundo recontra mega cultural. Pasaron todos por ahí. Así llegué a conectar con todo lo que tiene que ver con el arte; al principio quise ser fotógrafa, después directora de cine, música, fui marcando el camino que me llevó a encontrarme como curadora.

"El trabajo en el espacio público tiene un mensaje, concretamente para mí encontrarme con un mural, con una intervención en el espacio público es una manera de recordar que la ciudad es nuestra" — Victoria Tolomei

¿Cómo de golpe decís, ok, lo que quiero ser es curadora de arte?

Se fue dando solo, llegó, todo lo que hice estuvo relacionado al mundo del arte. Siempre tuve inquietudes, curiosidad, a los 18 me fui a vivir a Madrid, volví a los dos años, allá hice amigos artistas, siempre conviviendo con el mundo y las personas me daba cuenta que mi lugar en la sociedad era otro. Estaba tratando de entender qué era lo que estaba pasando, un perfil sociológico muy marcado, descubrir lo que había detrás, por más común, superficial o ético que fuere la situación. Me pasa todo el tiempo, lo tengo incorporado. Percibo el mundo de esa forma. Supe que mi lugar era el de acompañar, el de comprender y analizar, generar nuevas miradas sobre fenómenos que estaban sucediendo.

Volví a Buenos Aires, media perdida, comencé a trabajar en una galería de arte, con varios maestros, naturalmente me fui involucrando y de repente terminé pensando… che, por qué esta muestra no la hacemos así, por qué no la contamos de tal manera, trabajando mucho en red, tratando de darle forma a las cosas, y ahí ya está, es esto lo que quiero.

Ese año había comenzado la carrera de curaduría cultural en el ESEADE, una tía tenía muchas amigas que daban clases ahí, un día charlando vino a casa y me dice; ¿por qué no probas con esta carrera? yo siempre fui anti escuela, la universidad nunca me convencía de nada, quiero hacer cosas, no quiero depender. De repente dije, bueno vamos, tal vez no está mal, es bueno ver de qué trata ese mundo, aprender cosas nuevas, así fue que duré 4 años y 5 con la tesis. Mientras tanto seguí laburando en la galería, después en el museo de arte moderno, en simultáneo haciendo siempre movidas propias, muestras acá, muestras allá,  todo el tiempo haciendo, esa fue para mi la mejor escuela.

​La carrera estuvo buenísima, sigo teniendo mis dudas con respecto a lo académico, de todas formas las experiencias son personales, más aún cuando veía que el circuito del arte acá es un poco cerrado entonces ciertas herramientas te ayudan a plantarte. Es como un respaldo, un back-up. El trabajo es que habla por sí mismo. 

En el 2012 presenciamos una muestra, Metrópolis, nos pareció bueno como metías a todos estos artistas callejeros en la galería del Standard Bank, lugar que pertenece a otro tipo de persona.

Un lugar careta, decilo, dale…podemos decirlo, ¡jajaja!

Estos tipos que son de la cultura del hazlo tu mismo, por más estudio que tengan, pertenecen a la calle, ¿Cómo fue eso?

Estuvo buenísimo, hay algo de mi búsqueda como curadora que tiene que ver con eso, este mundo de las galerías de arte, los espacios tienen un vacío, ese clima snob donde la mayoría va para hacer sociales y no para debatir sobre arte, sentía que había que hacer algo, sacudir un poco, generar nuevos interrogantes, el circuito es muy sectario, se manejan entre grupos y es malísimo, no favorece ni al artista, ni a la escena.

El movimiento del arte urbano, muchas veces desconsiderado, el artista urbano no podía entrar, las galerías no les daban el espacio, las instituciones menos, los museos de ninguna manera. Entonces de alguna forma hago hincapié sobre eso. Es un tema que hablamos mucho con Elian, con Chu. Que el under sea un poquito más mainstream y viceversa. Que el arte sea sometido a una balanza. Esa es mi propuesta, romper con algunos esquemas.   El gran problema del mundo del arte lamentablemente es el mercado. La cultura de las etiquetas, el fenómeno de hashtag. Eso también lo hablamos con Elian.

Comentanos un poco sobre tu programa de este año.

“La Tierra que Habito” es un programa de exhibiciones que armé este año para la fundación. Me pasó algo y estoy escribiendo sobre eso, un tema que me impactó; en enero leí un informe en una revista que hablaba del estudio geológico generado por distintos investigadores, científicos, que hablaba del traspaso de la era geológica como holoceno al antropoceno, esta última básicamente explica de cómo hicimos mierda el planeta, la explican como la era de los humanos, de los humanos que modifican el medio convertidos en una fuerza planetaria con capacidad de transformar todo lo que nos rodea; el clima, manipulación de átomos, los alimentos, el curso de los ríos. En 2008 dicha investigación afirmó que ya había más gente viviendo en las ciudades que en zonas rurales, imaginate el caos que estamos generando. Tema que me dejó bastante estresada.

Ya venía haciéndome preguntas con respecto a eso, no pretendo cambiar el mundo pero si ponerme en una postura sobre el caos generando espacios para reflexionar y pensar.

Me puse a estudiar el rol que ocupan los artistas en medio de este contexto, sobre todo los que trabajan en el espacio público, donde creo que hay una fuerza muy contundente, pensar de qué manera el artista se ve afectado por esto, su geografía, su hábitat, cómo interactúa el artista con su entorno. ¿Le modifica vivir en una ciudad? ¿Le favorece? ¿Lo perjudica?

Así surgió el programa. El primer artista que invité fue Tec, en el caso de él es muy concreto porque vivió en Córdoba, Buenos Aires, Europa, San Pablo, entonces tenía de qué hablar. La obra de Tec es muy crítica con respecto a la ciudad.

Hay en el mundo una intención política oscura y dilapidaria.

Después vinieron otros artistas, fotógrafos, dibujantes, naturalistas.

Para mí es un año de mucho cambio, todo lo que creí que era de tal manera después cambió, es un año de preguntas más que respuestas.

Como ya sabes somos un medio de Córdoba, nos expandimos pero somos de allá, nos interesa saber cómo interactúas con otras provincias y en especial con Córdoba.

Con Córdoba estoy a full, me propuse hace un tiempo salir, dejar de estar en Buenos Aires, justo estaba la muestra de Kosovo en la que había sido invitada, viste hay que estar atento, las cosas de van dando, ellos querían que yo participara y diera una conferencia en la muestra y fue una re linda posibilidad. En general yo tengo un montón de ideas pero no tengo los recursos para materializarlas, justo apareció Cynar, ellos querían que yo fuera la curadora de esta marca y esa fue una buena para empezar a pensar en que las cosas no sucedan solo acá, un trabajo más itinerante. En Córdoba conocí mucha gente copada, encontré una movida espectacular. Con Córdoba me pasa algo re loco, siento que hay algo distinto, pasan cosas buenas. A diferencia del cordobés que piensa que en su provincia no pasa nada, a nivel artístico veo mucha movida. La primera reforma educativa fue en Córdoba, eso me hace respetarla mucho. Me sorprende que haya pocas bicis y que aún no tenga subte.

El trabajo en el espacio público tiene un mensaje, concretamente para mi encontrarte con un mural, con una intervención en el espacio público es una manera de recordar que la ciudad es nuestra. Comparado con el hip hop, el graffiti es la expresión de cierta realidad social, política. La fuerza que conlleva el artista para trabajar en la calle a mí siempre me rompió la cabeza.

La cultura y la contracultura siempre existieron, van de la mano y se alimentan el uno del otro.

¿En qué cree Victoria Tolomei?

Yo creo en todo, son más las cosas en las que creo que en las que no. Todo el tiempo me pasan cosas que me hacen creer mucho en todo, el trabajo en el sentido de la creencia es mágico, flasheo mucho con el término de curador como un proceso en el que compartís algo tan profundo con el otro que inevitablemente estas curando y sanando cuestiones de la mente, del alma, soy mística en el plano de las relaciones, atenta a los sucesos, analizo a la gente, entonces de alguna forma soy romántica cuando pienso en qué creer. Creo en que el mundo puede ser un poquito mejor, no tengo una visión pesimista del mundo, creo en que se pueden mejorar ciertos aspectos. Hay que estar en el flow y entregarte a eso.

Cada uno tiene que hacer lo que le guste y le salga, coincido con Elian en la idea de hobby por que tiene que ver con una bajada de línea del sistema que dice que hay ciertas cosas a las que no te vas a poder dedicar porque no vas a ganar dinero. Aunque te digas que eso no va a funcionar, que tu idea es malísima, hay que animarse. 

¿Hacemos unas fotos?

Sí, sí, dale, vamos con eso…  Ahí, en ese pedacito de sol.

Para que me pongo una chaqueta.


Introducción por Marcio Parks.
Entrevista por Juan Pablo Andrade y Juan Cruz Molas y Molas.
Retratos y videos por Juan Cruz Molas y Molas.

http://victoriatolomei.com/


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