RAMIRO CHAVES

Un artista que navega en un mar de tensiones, que se refugia en la ausencia y hace del silencio un concepto lo bastante abultado como para llenar una habitación vacía, desolada, y tristemente fugaz. Llenas de color, textura y detalle, las imágenes de Ramiro Chaves revelan de forma tribal el espectro que alimenta su obra. La artificialidad de su estilo hace de Chaves un artista para descifrar. Se balancea en los confines de la luz y el espacio, mientras que demuestra, al mismo tiempo, como los sueños en ruinas, pueden… al fin, ser reactivados.


Punto de partida

Nunca me interesó crear algo del tipo sectario, o identificarme con algo en particular, no me interesan las diferencias entre pintores, fotógrafos, artista, artista conceptual, etc. Todo eso son barreras. Lo que sí reconozco es que mucho tiempo trabajé con la fotografía como disciplina principal, pero desde mi primera exposición ya me consideraba multidisciplinario. Mi entrada a la fotografía no tuvo una raíz clásica, por decirlo de alguna forma, pero tampoco me gusta denominarme conceptual, digamos que la idea que viene de lo conceptual tiene que ver con la influencia de un movimiento específico que surgió a finales de los 60’. Parte de mi trabajo ha tenido que ver con cierta actitud que viene de una idea algo conceptualista, pero que no tiene que ver con preocupaciones sobre el lenguaje. No puedo clasificar mi obra sólo en eso. La mayoría de mis trabajos han mantenido como punto de partida la fotografía.

Proyectos

Uno de mis proyectos principales, que tiene que ver con Córdoba de alguna manera, es un proyecto de foto que sigo haciendo hace como veinte años, en la Laguna de Mar Chiquita, ya hice un libro al respecto, y es una aproximación bastante deforme, pero que tiene que ver con el lugar donde yo me crié. Nunca me gustó arrimarme a nada que tuviera que ver con algo clásico, y tan pronto empieza a pasar eso, cuando siento que mi trabajo empieza a acercarse a un encasillamiento que tiene que ver con algo clásico… me gusta irme para otro lado. Me encanta ver el trabajo de fotógrafos o artistas que trabajan veinte años en una idea. Me gusta hacer cosas nuevas, animarme a probar  diferentes posibilidades, incluso a sabiendas de que eso puede implicar como una especie de fracaso, o tropiezo, hablando de qué es lo que la gente piensa o espera de tu trabajo… y de vos. La gente siempre está esperando algo… a mi no me importa, no me importa nada lo que piensan los demás.

El artista

Tengo una posición medio punk al respecto, que no me importa lo que digan, al artista realmente en cierta parte del trabajo le tiene que importar un carajo lo que piensen, es muy difícil construir una figura que está fuera de ti para la cual uno compone, y hace, su canción o su dibujo. El artista debe ser rebelde consigo mismo, y a partir de eso es donde se posibilita la relación con ese otro (el público). Si fuera al revés, considerando qué es lo que va a pasar con el público, no sé cuál sería el resultado, quizás, el resultado es la cantidad de mierda que hay dando vueltas. El artista debe perderse en su propia profundidad. No creo en las identificaciones, está bien que las cosas sean raras y que la gente encuentre barreras con el artista. Incógnitas, preguntas… o rechazo.

México

Yo vivo en la ciudad de México, es un gran lugar para ser artista, porque es muy profundo y rico culturalmente, complejo, con un montón de capas, que vienen desde hace miles de años, quizás en Argentina el acceso a esas capas es más distante, todo es un poco más nuevo. En México el pasado prehispánico está muy presente, vivo y activo, la historia de la colonización, el modernismo de los años 50′, el arte cruzado con todo eso se ha vuelto una cosa muy grande. México es un lugar súper cosmopolita, en ebullición constante.

El tiempo

Creo que el tiempo es una de las preocupaciones que atraviesa mi trabajo, una preocupación filosófica, un interrogante mío bastante nostálgico-histórico, que tiene que ver con ciertos sujetos históricos de un pasado medianamente reciente, para descifrar hacia donde la investigación de esos sujetos me llevaba, una especie de sujeto de la historia como puede ser un edificio, entonces surge como una especie de arqueología, y aunque uno quiera negar la importancia de lo histórico, negar la importancia de ir al pasado, no existe tal posibilidad, somos seres históricos después de todo. Esa estrategia arqueológica me permite indagar sobre el presente. El tiempo es una obsesión. Vivimos una época de aceleración de la imagen… me interesa meterle un freno, trabajar lentamente, darle tiempo a la obra…  y poder estar en ella.

“El tiempo es una obsesión. Vivimos una época de aceleración de la imagen… me interesa meterle un freno, trabajar lentamente, darle tiempo a la obra…  y poder estar en ella” — Ramiro Chaves.

Mercenario de todo

La narración que genero en mis fotos creo que es bastante sencilla y directa, tiene que ver con un montón de tensiones, me focalizo en un punto que está creado por un montón de tensiones, el tiempo, el instante fotográfico, de la mirada, la tensión de potenciales elementos que componen ese punto alrededor.  Una mirada bastante simple, que tiene más que ver con ausencia… que con presencia. La ausencia es un llamado a seguir pensando el trabajo. Soy un mercenario de todo. Todavía tengo fe en el arte. El arte es una institución, como el trabajo, la familia, con muchos vicios y cosas horribles de la vida, y el consumo, lo suficientemente extraño y transversal para ayudarnos a vivir la vida de otra manera. No tengo miedo de pararme ahí.

Yo me manejo definitivamente por el campo de mirar hacia el interior, cuestionando las barreras, desafiando los límites… mirando hacia adentro.

[Ramiro Chaves nace en el año de 1979 en Córdoba, Argentina. En su país natal termina sus estudios de cinematografía / TV y fotografía. Radica en la Ciudad De México desde el año 2002. Continúa su formación tomando diferentes talleres con distinguidos fotógrafos como Martín Parr, Stefan Ruiz y Christopher Doyle entre otros. En 2006 tiene lugar su primera exposición individual Proyecto CANADA, en el Museo de Arte Carrillo Gil de la Ciudad de México. Su trabajo ha sido expuesto en la XI Bienal de Fotografía de Centro de la Imagen, en el Museo de Arte Moderno, MUCA Roma, Museo de Antropología, entre otros. Su trabajo ha sido mostrado en Francia, Estados Unidos, España, Holanda, Austria, Alemania, Austria, Argentina y Japón. Su obra forma parte de la colección CIAC Colección Isabel y Agustín Coppel, del Museo de Arte Moderno, del Acervo del Centro de la Imagen y de colecciones privadas mexicanas y extranjeras. En 2006 se publica su primer libro DOMINGOS por Editorial Diamantina y en 2009 se publica su segundo libro “Los últimos héroes de la península” en colaboración con Victor Mendiola, por Editorial RM. Fue Mención Honorífica de la XVI Bienal de Fotografía del Centro de la Imagen, México 2014. Fue seleccionado para exhibir su trabajo como parte del programa Descubrimientos del festival PhotoEspaña 2009. Recibió mención honorífica en el Premio Tequila Centenario para artistas emergentes en feria internacional Zona MACO 2009. Ha colaborado con diferentes publicaciones y revistas como Vice, Spin, Tomo, Celeste, Gatopardo, Arquine, Código 06140, Esete y Picnic, donde se desempeñó como Editor de fotografía en el 2007. En 2007 comenzó la enseñanza de fotografía en diversas instituciones de México]


Entrevista por Marcio Parks y Juan Cruz Molas y Molas​
Imágenes cortesía de Ramiro Chaves

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Sitio web oficial / Instagram / Facebook / Perfil en The White Lodge


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