

(recomendamos darle play y leer la entrevista completa mientras escuchas este disco)
La casa de Federico Durand se llama “Atardeceres”. Allí, al atardecer, la luz del sol entra a través del living y se posa sobre las estanterías de libros. Los gatos conservan una quietud que los hace parecer pequeños fantasmitas que habitan ese lugar. Simplemente están.
Su música, es un especie de lago sonoro. Profundo, tranquilo, quieto. Escucharla es como ser un buzo que se sumerge en las profundidades de ese lago, el del mundo sonoro de Federico. Después de un rato los ojos se acostumbran a la oscuridad, y empezás a vislumbrar algo. Un viejo pueblo cubierto de algas. Donde hubo alguna vez otra vida, parecida a la de la superficie. De a poco comenzás a descubrir pequeños tesoros escondidos que él dejó, pero que no son suyos sino míos. Pedacitos de algo que reconozco.
Entonces, en este mundo sumergido, aparece una luz. Encontrás una casa rodeada por un jardín de flores cosmos que iluminan como auroras boreales. Árboles con hojas anaranjadas por el otoño. Tocás el timbre. Una voz te invita a pasar. Y ahí está este hombre, con sus gatos, tocando la música que te trajo hasta acá.
Y se siente muy bien. Parece una buena vida.
FEDE ¿Vos lo conocías a este (The Pearl)? Es un disco magnífico. Después es muy lindo también el disco que grabó Harold Budd con los Cocteau Twins. Cocteau Twins es como mi grupo de cabecera. Se llama The Moon and the Melodies. Un poco más abstracto, con un sonido un poco más digital, pero de una belleza así como un otoño, te diría, en un lugar con dunas. El mar cerca. Muy hermoso.
MOLAS Es que Robin Guthrie es como…
FEDE Sí, lo que era la banda, ¿No? Fue como el primer grupo que me produjo una epifanía poderosa. Yo era chico en los 90. Un chico me hablaba todo el tiempo de Cocteau Twins. Por ciertas cosas que… Como formas de tocar que yo tenía el bajo. Sí conocía ponele, Joy Division. Era una época en que yo descubría grupos. Un día en el parque Rivadavia con un amigo salimos a caminar y encontré el disco Four-Calendar Café, que había salido hace un par de años. Usado. Me acuerdo que llegamos a la casa de mi amigo y lo puse. Nos quedamos todo el día escuchándolo. Y cuando nos fuimos a dormir (yo dormí en un cuarto de invitados de él, yo vivía en Muñiz, él vivía en Buenos Aires, en el centro) me quedé con el discman escuchándolo hasta que se me terminaron las pilas. Fue un momento de mucha belleza para mí.
MOLAS A mí me pasó algo así…
FEDE ¿Con qué disco? ¿Tenés un disco así también?
MOLAS Me acuerdo que tenía 14 años, por ahí. Y fui a ver la peli 28 Days Later en Cosquín. Exterminio, le dicen en castellano, de Danny Boyle. Y tenía una música… la banda sonora estaba re buena. Con unas guitarritas eléctricas, pero peladas. Melodías re lindas. Y digo, che, esto está buenísimo. Salgo del cine y me voy corriendo a un ciber a buscar la banda sonora en el Ares, o en el… ¿Cómo se llama el primero de todos? Napster. Encuentro un poquito de una canción, y aparece una abajo aleatoriamente que decía A Forest de The Cure. La escucho y pienso, che, acá hay algo que está bien. Algo me resuena, me hace sentir bien, conecto con esto. Me descargué ese tema y el de la peli. Y estuve todo un verano como en repeat.
FEDE ¿Y eso de qué año habrá sido?
MOLAS 2001. Y de ahí que empecé a indagar… Siempre fui medio lento yo en eso. Porque no tenía un grupo de amigos que consumieran las mismas cosas que yo.
FEDE Sí, yo tengo un amigo, por ahí lo conocen, Don Manuk. Que tiene este lugar La Tasca en Los Reartes. Él tiene un programa de radio, es melónamo. Una infancia en las sierras. Y la información llegaba verdaderamente en cuentagotas. Pre-internet también. Entonces me imagino esos descubrimientos… Eran resonancias que se ampliaban un montón. Amigos, parientes… Cuando llegaba un disco bueno… Un poco en el conurbano pasaba lo mismo. Cuando yo era chico no había internet, y tampoco es que había mucha información en casa. Había libros, pero no eran súper lectores como Lucía o yo.

MOLAS Pero, y por ejemplo, cuando eras chico, ¿Cómo comenzaste a hacer música?
FEDE Lo que hacía era trabajar con cassettes. Es algo que sigo haciendo. Mi tía tenía un grabador Hitachi. De esos chiquititos con la casetera acá y al lado un parlante. Había manifestado interés en cassettes vírgenes y me la pasaba grabando cosas. Entonces pasé muy rápido a grabar los sonidos de las cosas. Y así grabé un montón de cassettes. Me compré un bajo y empecé a tocar en grupos que hacíamos como noise pero no porque quisiéramos hacer noise sino porque éramos malísimos y nos salía ruido. A mediados de los noventa me compré mi primer sintetizador analógico. Siempre me gustaron los equipos viejos. Eso también lo sigo manteniendo.
MOLAS No me acuerdo bien quién me preguntó por qué haces este tipo de música. Fue algo que surgió de que en mi casa dormían mucho la siesta y justo eran los horarios que yo llegaba del cole o antes de dormir y no quería despertar a nadie… Y tenés que hacer música bajito. Y hasta el día de hoy lo hago de esa manera. Es algo que se desprende de vos nomás. Y es así, es cómo sentís vos.
FEDE Sí. Sale natural. No sé, no lo pienso tanto. Es como respirar. Suena medio trillado. Pero en el sentido de que es algo que hago en mi tiempo libre. Que es mucho, por suerte. Estoy con los gatos, prendo los equipos, elijo algunas notas, las dejo resonar en el ambiente. Me da mucha felicidad. Cuando era chico ya me había dado cuenta que me gustaba como lo miniatúrico. Mi primera pasión, incluso antes que la música, fue la filatelia.

MOLAS ¿Qué es la filatelia?
FEDE Yo soy filatelista. Soy coleccionista de estampillas. Fue como lo primero, antes de coleccionar discos o escuchar música. Cuando yo era chico me regalaron un álbum que no era una colección, era como una acumulación. Había estampillas argentinas, latinoamericanas… De todo el mundo. Recuerdo una que era una estampilla coreana que había un oso. Y bueno, con el tiempo fui juntando más estampillas. Hasta que en un momento dado, mi abuelo fue muy generoso, me llevó al correo central y me hizo socio del club de filatelistas. Era el socio más joven. Todos viejos. Con el tiempo seguí coleccionando. Colecciono unos sellos… Particulares, muy interesantes. Porque tienen unas ilustraciones increíbles que sacaban pequeños pueblos o instituciones para juntar fondos para combatir la tuberculosis, o para juntar dinero para alguna causa de caridad. No tenían atrás el aparato del Estado o de organizaciones grandes. Muchas veces eran juntas vecinales. Contrataban ilustradores de cuentos infantiles y armaban como pequeñas fábulas.

Pero volviendo a esa cosa de lo pequeño, siempre me gustó. Y ahí sí es como que investigo ciertos fenómenos que me gustan en el mundo de la ilustración. Algunos artistas plásticos, por ejemplo Lola Goldstein, la pintora argentina. Trabajar con pequeñas estructuras sonoras que se vayan repitiendo en el espacio y en el tiempo. Eso me da mucha felicidad.
MOLAS Sí, por supuesto. Yo siempre pienso en… Vos dijiste repetición. Y es algo que me encanta. Armar un loop y dejarlo repetir por horas…
FEDE Es que es un fenómeno muy misterioso el de la repetición. Y te diría que para mí debe ser como el primer recurso estético. Me parece, no sé cómo habrá sido la vida en el paleolítico, pero me imagino a una persona descubriendo que hay ciclos. El ciclo de los días, las estaciones del año. Y eso lo representaban en ciertas estructuras narrativas que no tienen una idea de repetición como un loop pero sí te van mostrando que son ciclos como de devenires. Una escena de cacería, de bisontes o caballos. Como figuras que se van moviendo con efectos lumínicos, con antorchas, supongo que eso les servía para narrar. Y me imagino que la música que hacían era muy parecido a lo que nosotros… Quizás con otros instrumentos, de piedra o de madera, flautas… Bueno, las canciones de los pueblos del sur de Argentina y de Chile también. Los Yámanas, los Selk’nam, los Kawésqar… Tienen estructuras también rítmicas. Para mí es el recurso más viejo, más misterioso también.
Hay algo también en la repetición que te mete como en un mundo… Como el mundo del silencio que hay entre las cosas y los espacios. De las casas viejas…

MOLAS ¿Te acordás? Mi muestra se llamaba Entre los Espacios… hay un poco de eso…
FEDE Bueno, un poco los silencios que hay entre esas acciones que vos ponías en tus fotos. Ciertas letanías donde vos buscás un resquicio. Viste que esta idea de la temporalidad, del renacimiento de esta parte, de la modernidad y la posmodernidad… De pensar el tiempo como una flecha que va para adelante y en tal caso te podés parar y mirar hacia atrás y hacer un racconto. Yo no sé si es tan así.
Hay un tiempo que es más circular, más misterioso, más laxo, más grumoso. Está hecho de sombras. Hay ciertas músicas que te meten en ese misterio, que es el misterio en el cual habitamos por lo menos una tercera parte de nuestra vida, que es cuando estamos durmiendo. Que no hay una secuencia lógica, hay repeticiones. O cuando tenemos fiebre, que a veces la pasás re mal, pero a veces decís, che, igual la estoy pasando bien. Viste que se dan esas cosas de giros, idas y vueltas. O en ciertos estados de embriaguez.
Porque volviendo a esa idea del tiempo como una linealidad, todo eso te sirve si pensamos que somos individuos y que estamos todos aislados. Y en ese aislamiento vamos como rebotando en esa dirección. Pero, no sé, al mismo tiempo la realidad puede ser completamente diferente. Y yo no tengo ni idea de cómo es. Podría no haber nada. Sin embargo hay mundos, jardines, música, gatos. Podría no haber nada, probablemente. Y hay. Y la música me parece que opera en ese lugar donde aparece la pregunta. Yo no tengo ninguna respuesta… Me parece que la repetición te mete en medio de ese misterio. No sé, es algo que a mí me apasiona.
MOLAS Bueno, yo ahora empecé de vuelta a practicar la meditación trascendental, la que hacía Lynch. Y son meditaciones cortas, de 20 minutos. Pero es increíble cómo bajás en esa frecuencia, te sumergís en capas profundas de pensamiento, de la conciencia. Bajás, vas atravesándolas. Y hay un momento que ya pasás lo que es el pensamiento, la parte consciente. Te vas, te vas, cada vez más hondo. Repetís un mantra que es como una manivela que va levantando un ancla. Y cada vez la levantas más, hasta que hay un momento, que cortas el mantra. Y es como si la soltaras y esa ancla se fue…
FEDE Pero ¿qué haces? ¿Repetís algo?
MOLAS Repetís una palabra, sin significado. No tiene significado alguno. Entonces lo que haces es reemplazar…
FEDE ¿Es una palabra que vos inventás en el momento?
MOLAS No, te la da un especialista. En base a tu tipo de persona, de personalidad, todo te analiza. Te dan una palabra. Que no tiene significado y al repetirla va reemplazando todos tus otros pensamientos, y de vuelta hay un momento cuando el ancla se va, no tenés pensamiento y es pura… En inglés sería bliss.
FEDE Sí, claro. Un estado de gracia. Me parece que todos los caminos que lleven para pasarla bien y entender que la vida es misteriosa son buenos. Yo nunca hice nada… no hago meditación. O medito a mi manera, digamos.
MOLAS Hacer la música que hacés para mí es meditación pura.
FEDE Puede ser, sí. Yo entro en una cuando estoy tocando. Cuando la estoy pasando… cuando toco en vivo y la paso bien.
«La música me parece que opera en ese lugar donde aparece la pregunta. Yo no tengo ninguna respuesta… Me parece que la repetición te mete en medio de ese misterio» — Federico Durand.
MOLAS Sí, de hecho yo creo que el arte más potente de todos es el sonido.
FEDE Es súper evocador. Probablemente los aromas también. Tienen algo poderoso. Yo, por ejemplo, me acuerdo mucho de la casa de mi abuela, que era una casa vieja también y tenía un aparador. O sea, es que un poema de un poeta francés que se llamaba Arthur Rimbaud, que leí mucho cuando era joven, habla de un aparador también. Y en los cajones había unas latas como de caramelo. Adentro había puntillas, dedales. Cuando yo lo abría, tenía como un aroma súper evocador. El sonido y la repetición tiene la posibilidad de ir como a esa especie de trastienda de nosotros, de abrir esas puertas que hay en los resquicios entre las cosas y los silencios. Y obviamente es muy feliz. Es maravilloso. Son como esos estados… En realidad son los estados naturales. Todos estamos preparados para gozar de esas delicias de la vida.
MOLAS Ahí están esos tesoros que te dije, esos mensajes ocultos. Que no son tuyos sino que son míos. Al escuchar tu música yo encuentro en mí esos momentos que vos decís.
FEDE Si. Son espacios de la exterioridad tuya. La música es como la llave que te permite entrar ahí. Es como la presencia de alguien que querés. Muchas veces la presencia de alguien despierta en vos sensaciones, como puede ser un animal, un gato.
MOLAS Ahora quiero gatos.
FEDE Ese es un tema para hablar, el de los gatos. Yo recomiendo vivir con gatos. Mejora muchísimo la vida. Y te da varias perspectivas. Primero porque ellos viven en ese lugar que decíamos. Están como habitando todo el tiempo el misterio. Y a veces si uno está en otra, por correr y por el día a día, de alguna manera te recuerdan que hay que tener tiempo para recostarte y para estar ahí. Y al mismo tiempo, sobre todo para la gente más joven como ustedes, es la posibilidad de cuidar a un otro. Sorprende mucho a veces.
Creo que son animales que tienen una buena interacción con los seres humanos y se adaptan al espacio posible. Yo recomiendo la vida con gatos.
MOLAS Encontrar tu propio ritmo no es nada fácil.
FEDE No, es dificilísimo de hecho. Y no creo que tenga que ver con vivir en una ciudad o vivir en el campo o en un pueblo. En tal caso es como algo más sistemático y estamos todos dentro de la misma estructura. Creo que tiene que ver un poco con la concepción del tiempo. Con esa idea de que el tiempo lo percibimos casi como una flecha que va hacia adelante. Nosotros estamos corriendo. Pero si pudiéramos pensar otro tipo de temporalidad, como otros pueblos lo han hecho, por ejemplo, los Selk’nam. Que a mí me gustan mucho, que son de estos pueblos patagónicos. Ellos estaban muy marcados por las estaciones del año. Y eran un pueblo que no tenían prácticamente bienes materiales. Eran nómades, cazadores, recolectores. Y si bien vivían en un entorno que era bastante hostil, que era Tierra del Fuego, pero al mismo tiempo unos bosques bellísimos. Y sabían muy bien obtener lo que necesitaban para subsistir. La tierra les daba todo, básicamente, la tierra y el mar.
MOLAS Y encima tenían una estética alucinante.
FEDE Bueno, ahí quería ir. Ellos vivían la mitad del año, la parte productiva, cazando, recolectando. Pero después vivían en ese estado mágico de contemplación. Ahí aparecía su verdadera riqueza, que no eran las cosas, sino las canciones, las leyendas, los mitos. La genealogía, recitar de dónde venían, a qué clan pertenecían. Y después esa estética que vos nombrás, que es cuando se transfiguraban en el Hain. Que es todo.
MOLAS Es salido de un sueño directamente.
FEDE Claro, el sueño, es una especie de pausa. En realidad es la realidad, es el estado natural, somos seres soñantes. No somos seres únicamente productores de cosas, y esta es la prueba de ello. ¿Cuánto nos falta para llegar a ese estado tan musical? Lo interesante es que ellos vivieron en ese estado, que para mí es como un estado de plenitud, durante cerca de 15.000 años. 15.000 donde, indefectiblemente, las variaciones eran mínimas.

MOLAS Che, ¿Y Japón? ¿Qué cosas en común y que diferencias crees que tiene con Argentina?
FEDE Hay un punto en común, pero es difícil de precisar. Por ahí tiene que ver con una cierta apreciación… Bueno, viste que ellos tienen ese concepto que se llama Wabi-Sabi. Es un concepto que ha trascendido las fronteras del pensamiento y que está circunscripto inicialmente al mundo del te, del teísmo, los rituales del te que es como la apreciación de lo rústico, de lo inacabado, de lo imperfecto, del numero impar… Entonces para mí es muy relajante. Es un lugar habitable en el mundo de la imperfección y de lo gastado. Allá me da la sensación de que se armó una estética seria alrededor… Y Argentina me parece que es un país que está todo hecho como con palitos, atado con hilitos…
Esta bueno eso, un poco lo que veíamos cuando hablamos de trabajar con casettes, con pedales… —Pero el pedal mete ruido…— Bueno, un poco es como hacerse cargo del ruido y eso me parece que es algo que nos conecta. Fui dos veces a tocar y se supone que en algún momento debería volver pero nunca se sabe. Tengo que sacar un disco en Japón que no lo termine todavía. Lo que pasa es que yo trabajo muy despacio y tengo mas proyectos por terminar de lo que puedo entonces ya voy al ritmo que puedo… Tampoco es que pase nada si me atraso.
MOLAS A mi me impactó que colaboraste con Asuna…
FEDE Estuve con él, dormí en su casa, tocamos juntos y grabamos un disco que se llama In the Open (En lo abierto)… lo que pasó es lo siguiente: estuvimos tocando juntos en la parte de una gira larga, estuve casi un mes con él y con Tomoyoshi. Los tres improvisando y el ultimo día que estábamos juntos queríamos grabar un disco. Estábamos en Kanazawa que es alucinante; se parece un poco a Kyoto pero más de capa caída lo cual realza su belleza, no es tan esplendoroso y ciertas zonas están mas descuidadas pero muy misteriosas… como si estuviéramos acá y ahí hubiera una puerta para salir a la calle… Mágico. Queríamos curtir todo eso y grabar, entonces decidimos hacer las dos cosas al mismo tiempo. Nos íbamos de paseo y cada uno estaba con un teclado Casio, grabadores walkmans, cassettes y un grabador digital, entonces estábamos como ahora charlando y grabamos y fue así, yendo de un lugar a otro. En cada lugar que íbamos a pasear o a tomar café o a comer grabábamos. Nos divertimos un montón.

MOLAS Y con Chihei Hatakeyama. Yo venía escuchándolo de antes… ciertas canciones que me tocaban el corazón. Y de golpe veo que vos colaboraste con él…
FEDE Sí, grabamos tres discos de los cuales se editaron dos nada más. Él primero está inédito y probablemente quede así. El tercero es el mas lindo de todos, es un solo track creo como de 70 minutos. Creo que es lo más largo que grabé yo. En un punto estábamos tocando, grabando en la casa de él con muy pocas variaciones… En un momento quedó algo y estaba tan bueno que decidimos que no hacía falta hacer nada más y dejamos que los instrumentos sonaran y nos fuimos a tomar un café y cuando volvimos ya paramos. Quedó buenísimo. Es un muy buen músico.
MOLAS Leí en algunas notas que grababas y regalabas tus cassettes como hacía Daniel Johnston…
FEDE Yo empecé así y sigo así. Antes de editar por primera vez mis discos, las ediciones que los replican seriados, editaba ediciones de 5, de 4, de 1, y algunos no los tengo. Algunos los tengo en mi archivo y otros los tienen mis amigos, un montón de material inédito.
MOLAS ¿Grababas una sesión en un cassette que no se podía replicar en otro o tenías los tracks?
FEDE Bueno, las dos cosas. Algunos en CD-R o mini CD, los chiquitos, por ahí recortaba revistas, libros infantiles fotocopiados y después hay otros que son sesiones que grabé una copia. A veces sueño con unas cosas que grabé y regalé y no sé a quién… Es un disco que extraño mucho. Es una sesión que hice con amigos tocando objetos, hice un cassette y siempre me acuerdo que es una de las cosas más lindas que hice y me gustaría editarlo pero no sé quién tiene ese material. Entonces a veces sueño que lo encuentro pero no sé dónde está, está perdido.
MOLAS Eso me hace acordar a Guillermo Franco, un fotógrafo de Córdoba muy bueno.
FEDE Es una persona muy amable.
MOLAS Muy amable, curiosa y picara. Guille a veces dice que no es necesario tener un rollo puesto en la cámara sino simplemente salir a mirar y las mejores fotos son las que no sacó…
FEDE Sí, los mejores discos son los que no editaste y el mejor sonido está sucediendo y pasa. Pero igual yo sueño que edito ese material. Es como un sueño recurrente… es una cinta, un cassette… Me acuerdo perfectamente, sé que alguien lo tiene. Pero bueno, sí he hecho ediciones de 5, de 10, de 1 o loops también.
MOLAS Siempre quise armar mis propios cassettes para hacer loops analógicos…
FEDE Viste que vos tenés el carrete con toda la cinta que pasa por abajo, acá está el cabezal, y este va enrollando… Entonces este va disminuyendo y este aumenta… Termina la vuelta y lo mismo… Yo luego lo desarmo todo y armo, corto una tira de 28,5 cm y la uno con cinta scotch, a lo gaucho. Mucha gente trata, como cuando hace el loop, de sacarle todas esas imperfecciones… A mi me encanta, es lo lindo y aparece como un ritmo.También están los de contestador automático. Esos también los uso mucho que es con lo que voy a tocar ahora a lo de Andres Asia. Amo esas cosas.
En las casas solía haber contestadores automáticos. O en los negocios. Entonces vos tenías un reproductor de cassette que tenía dos espacios. Uno era el cassette que reproducía un mensaje pre-grabado y el otro es el que iba avanzando.
O sea, tenías las dos temporalidades. La temporalidad lineal, que es donde se grababa el mensaje que vos querías dejar. Y el otro que era un loop que repetía… —Se ha comunicado con… Hola, llamaste a la casa de la familia Durand. Dejá tu mensaje después de…— Volvían a llamar y se volvía a repetir eso. Uno era un cassette común, el otro es el que yo busco. Los que yo armo son breves y tienen un recorrido simple, 6,5 segundos. En cambio en estos tenés de 10 segundos, 20 segundos, 30 segundos. Adentro tenes como una especie de laberinto. Va viajando. Es una cinta más grande, pero hace un recorrido raro. Cuando lo desarmás, es imposible volver a armarlo. Yo no sé quién, en qué trabajaba, porque todo eso se armaba a mano. Verdaderamente un trabajo muy fino. Suelen estar muy deteriorados porque… Imaginate, “usted se ha comunicado” un millón de veces. El cassette ha perdido magnetismo. Entonces cuando vos grabás algo ahí, el sonido gana esa cualidad misteriosa que tiene como cuando mirás las cosas detrás de un vidrio empañado o en una fotocopia, como una rusticidad. Es nebuloso.

MOLAS Claro, como cierta imperfección…
FEDE Eso es lo más valioso, porque ahí está el rasgo humano. Eso es la singularidad de nosotros, de los que nos diferencia de una máquina, que somos no máquinas, sino que cometemos errores. Y en el error, en esa herida que tiene la obra o lo que fuera que uno haga, aparece la luz. Ahí se filtra la belleza. Entonces celebro los errores, los pifies, el error de redacción, el encuadre mal hecho.
Ahí me está apareciendo un ser humano que me está contando un momento de vida. Y después pasa el tiempo y dentro de 200 años no vamos a estar nosotros. Y probablemente nada de lo que hayamos hecho. Pero mientras tanto estuvimos vivos, hicimos cosas. Charlamos, cocinamos, tomamos café. Estamos para eso y para mucho más. Queremos irnos como los SELK’NAM, pero falta un montón para eso.

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Texto y fotografías por Juan Cruz Molas y Molas.
Imágenes de Japón cortesía de Federico Durand.
federicodurand.bandcamp.com
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