MARTE

El poder de conectar, el viajar para volver a casa, la necesidad de comunicar algo en lo que crees tanto que si no lo expresás no podés respirar. Conversamos del pasado, del presente y del futuro y de aquella esencia que todo lo une. Desde dibujar sobre el banco del colegio a diseñar la imagen de un festival de música como el Grl Power y representar visualmente a un movimiento tan determinado como es el feminismo. Martina Galarza aka Marte, de una curiosidad minuciosa, estudios geológicos y una calidez humana que ilumina todo a su paso, hace honor a su pseudónimo, y no deja de demostrar que llegó para no irse jamás, y que su pisada va a dejar una huella imposible de borrar.

​“Desde este distante punto de vista, la Tierra podría no parecer de particular interés. Pero para nosotros es diferente. Considera nuevamente ese punto. Eso está aquí, eso es casa, eso somos nosotros. En ella, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que has oído hablar, cada ser humano que haya existido, vivió sus vidas.” ― Carl Sagan.


¿De dónde sos? ¿Cómo fue crecer en ese lugar y de qué manera esto te influenció para lo que vino después?

Viví hasta mis 17 en Junín, Buenos aires. Es una ciudad muy pequeña con alma de pueblo. El lado bueno es que crecí con la naturaleza cerca y mucha tranquilidad, pero por otro lado, me aburría bastante. Así es que me pasaba todas las horas del colegio dibujando y cuando llegaba a mi casa todo el día tocando la guitarra. Claramente ese aburrimiento ayudó mucho a que desarrolle mi creatividad. Por otro lado siempre fui un poco el bicho raro. No me molestaba serlo, pero me frustraba un poco la monotonía del resto. La música e internet me salvaron de creer que estaba loca.

¿Siempre pensaste como diseñadora gráfica, como ilustradora, como creadora de letterings? ¿O a qué edad comenzó a manifestarse esta faceta y por qué?

De chica me gustaba dibujar y de adolescente me fascinaban las tapas de discos y todo lo que era estampas de remeras. Curtía mucho marcas de surf y skate, aunque poco tenía que ver yo con ese mundo, pero me flasheaban las ilustraciones y los letterings que tenían. También, como casi todas las adolescentes de mi generación, hacía muchas letras en el colegio, tipo burbujas y eso, pero ni idea tenía de que existía el lettering y que eso era una profesión. Pensé en estudiar diseño gráfico pero no tenía una idea muy clara de lo que era, y no creí que pudiera poner mi creatividad bajo la presión de un deadline. Así que decidí ir por un lado muy diferente, pero que igual me interesaba mucho, que era la ciencia. Estudié geología por 4 años y durante ese tiempo me olvidé por completo que dibujaba. En esos años yo tocaba en una banda y como hobby empecé a ayudar a amigos músicos haciendo flyers para sus fechas y cuando vi que eso podía ser una profesión largué la Facultad de Ciencias Exactas y me crucé a la FADU. En mi primer año tomé clases de lettering con Guille Vizzari, leyenda de las letras, y eso marcó para siempre cómo encaro mis diseños. El lettering es lo que hizo que el texto y las ilustraciones de mis posters convivan mucho mejor.

Siento que la música es parte de tus clientes, mundo, día a día laboral, además de artístico. Por ejemplo, algunos de tus diseños nos hicieron acordar a algunas facetas de Mike Mills, ¿Tenés alguna influencia de algún diseñador de la industria discográfica?

La música es todo para mí. Desde que tengo uso de razón no hay un segundo del día donde no haya una canción sonando en mi cabeza. A mis 13, después de juntar varios ahorros me compré mi primer guitarra y no me podía despegar de ella. Flasheé en algún momento dedicarme a eso, toqué en bandas, pero hoy en día lo siento más como algo muy íntimo mío y sagrado. Nunca voy a dejar de hacerlo, pero no quiero ponerle ningún tipo de presión, ahora por ejemplo estoy aprendiendo a tocar la batería.

Dentro de diseñadores de la música, creo que las tapas de Alejandro Ros son excepcionales, los afiches de Santi Pozzi  y las visuales de Elefante Diamante son de otro planeta. No tengo muchos referentes internacionales, pero tampoco estoy demasiado atenta si soy honesta. Milton Glaser es un diseñador norteamericano histórico que admiro muchísimo, pero no solo por sus tapas sino por todas sus diferentes facetas en el diseño, tiene un portfolio realmente infinito.

Vimos tu trabajo e imágenes famosas, de Club Paraguay, Sara Hebe, Pussy Riot, etc., ¿Cómo sentís el hecho de que tu trabajo acompañe y de forma visual a las expresiones artísticas de la música y determinados festivales?

Siempre digo que tengo el mejor trabajo del mundo. Es realmente un honor ponerle imagen a tantos artistas que admiro. La imagen es crucial en la música, desde épocas donde descubrías a un artista en una disquería por la tapa de su vinilo, hasta hoy que consumimos casi todo a través de redes. Lo hago con mucho amor porque realmente quiero que esos músicos lleguen a más gente, que nadie pase por alto que tocan tal día, o que tienen un nuevo disco. Y para eso una buena comunicación visual es clave.

¿Cómo llegaste a participar del festival Grl Power y cómo fue esa experiencia?

Me contactaron directamente de la producción, después me contaron que me habían recomendado Caveman y George Manta lo cual fue un honor. De entrada me encantó la propuesta, no solo es un festival con un line up encabezado por mujeres, sino que también está producido 100% por mujeres. Presenciar la primera edición fue realmente mágico e inolvidable. Esa noche caí y pensé “ah, esto no lo viví nunca”. Es loco, pero nunca fui a un recital donde los hombres no fueran mayoría en la audiencia, ni en el escenario, ni en la producción. Y el resultado es claramente diferente, es otra energía. Había mucho amor en el aire esa noche. La primera edición fue con poco presupuesto pero había atención y cuidado hasta en el más mínimo detalle y un trato excepcional con los artistas. Me alegra mucho que sigan creciendo y cada edición sea más grande. Es muy merecido porque trabajan muy duro para lograrlo.

¿De dónde surge la necesidad de participar en un festival como Grl Power o hacer una muestra de arte como Female Power y por qué crees que es importante hacerlo?

Female Power la hice en marzo del 2018 en un momento clave para la lucha feminista en Argentina, pero también mundial. Fue cuando empezó el movimiento ‘MeToo’ y acá estábamos luchando por el aborto. Yo venía hacía tiempo pensando en tener una exposición personal, pero siempre me faltaba el motivo. Como buena diseñadora si lo que quiero hacer no responde la pregunta “para qué”, no lo hago. Y en ese momento fue muy claro qué era lo que tenía que hacer. En el aire había mucha angustia y frustración por sentir que no éramos escuchadas y yo quería transmitir un mensaje de optimismo que nos ayude a atravesar la lucha, que nos recuerde lo poderosas que somos.

No voy a negar que dudé si era una buena idea, si no iba a ser juzgada tanto por anti-feministas, como por feministas que me consideren naif. Pero sentí que era muy importante aportar a la lucha desde mi lugar. Si supiera hablar iría a un debate, pero estaría haciendo el ridículo, lo que yo sé es comunicar visualmente, y es lo que hice. Por suerte fue recibido súper bien, creo que todos los diseñadores deberíamos usar nuestra voz para expresar nuestras creencias.

Detectamos en tu muestra Female Power un componente psicodélico muy activo, de los años 60, ¿Por qué decidiste hacerlos de esta manera?

Más allá de que soy fan de esa estética, creo que representa muy bien cómo siento la energía femenina. Me cuesta ponerlo en palabras, pero la veo como una explosión de color, formas orgánicas… es como la fuerza de la naturaleza que hace que todo renazca en primavera, muy sutil, pero muy potente.

"En el aire había mucha angustia y frustración por sentir que no éramos escuchadas y yo quería transmitir un mensaje de optimismo que nos ayude a atravesar la lucha, que nos recuerde lo poderosas que somos". ― Martina Galarza aka Marte.

¿Cómo fue la experiencia de participar y ganar el premio por el Latin American Design Award?

Fue un flash. Por un lado, creo que los premios no significan mucho, y que no sé si es posible realmente juzgar qué diseño es mejor que otro. Lo veo más como un reconocimiento y me enorgullece que sea por Female Power, espero que sea algo que quizás impulse a otros diseñadores a tener proyectos personales y a apoyar a causas. Lo más importante para mí fue la respuesta de mi familia, amigos y seguidores. Fue muy hermoso recibir una cantidad enorme de mensajes, para mí eso fue el premio. Es algo que me dio mucha fuerza para seguir adelante.

Vimos que en tus letterings hay muchas expresiones diferentes, ¿Cómo es el proceso que tenés para llegar a esos resultados?

Al trabajar con bandas me parece fundamental transmitir la vibra de la música, por eso me gusta mucho explorar diferentes estilos hasta encontrar el que mejor lo represente. Me gusta creer que no tengo una estética única, creo que ningún diseñador debería tenerla, porque no podemos ponernos en el medio del mensaje. Siempre vamos a tener una manera personal de hacer las cosas y eso quizás eventualmente se traduzca en un estilo, pero es más abarcativo. No es que siempre usas la misma letra o la misma paleta de colores.

¿Cuáles han sido y son las influencias o referentes que más han marcado tu forma de pensar, tu forma de ver el mundo, de expresarte, de crear?

Siento que acá debería citar a cada película que vi y cada canción que escuché. Mi forma de ver el mundo cambia constantemente, y el arte es el primer agente en lograr eso.

Pero más allá de eso, estudiar geología cambió mi visión del planeta, el tiempo, el universo y ayudó mucho a que me sienta insignificante. Practicar Tai Chi me ayudó a ver siempre la otra cara de los acontecimientos, que nada existe sin su contrario. Y viajar me hizo darme cuenta que no hay nada mejor que casa. Hoy estoy leyendo un libro que se llama Sapiens que está modificando mucho la visión que tengo de la humanidad.

Has estado viajando mucho este último tiempo, ¿Dónde sentís que todo se conecta?

Es difícil esta pregunta, si lo pienso creo que no todo siempre se conecta. Hay culturas que me parecían cercanas pero que cuando las viví me di cuenta que son muy diferentes y fue realmente muy difícil conectar. Quizás los puntos se conecten en mi experiencia, y en mi interpretación de los encuentros y acontecimientos. Tal vez el no vibrar con algo me hace revalorar aquello con lo que vibro.

Sabemos que estuviste viviendo en Australia, ¿Cómo fue vivir en ese país?¿Por qué decidiste viajar allá?

Estuve viviendo en Melbourne 8 meses, que es una ciudad con una escena artística gigante, tanto musical como visual. Fui atraída por eso pero me sorprendió mucho más de lo esperado, nunca vi esto en ninguna otra ciudad. Hay tanta variedad y tan buena calidad que es hasta abrumador. No sabía mucho de la ciudad en sí pero me enamoró que tiene un ritmo muy tranquilo y la naturaleza está muy cerca siempre. Quería quedarme un tiempo más para experimentarlo a fondo pero la situación COVID me hizo querer volver a Argentina. Si bien allá el panorama es muy tranquilo, sentí una fuerte necesidad de estar en casa en un momento así.

¿Dónde estás ahora? ¿Tenés algunos proyectos a futuro? ¿Qué se viene?

Los proyectos a futuro que tenía se vieron cancelados por la pandemia. Ahora me encuentro pensando cómo transformar mi práctica para cuando todo cese. Hace rato que vengo pensando que quiero trabajar en conjunto con otras disciplinas y que quiero compartir mi conocimiento, ahora además le sumo preguntarme qué puedo llegar a hacer para mejorar esta situación. Creo que la comunidad va a ser clave para atravesar las heridas que va a dejar este momento, no sé cómo podré ayudar pero quiero utilizar mi poder de comunicación para ayudar a conectar gente.

Esta es una pregunta que le estoy haciendo a todas las personas que puedo, y es un eje que creo que nos atraviesa, sobre todo ahora, ¿Qué es ser ‘humana’ para vos?

Es una pregunta eterna que nunca pude responder. Pensar en la dimensión del universo, en los millones de años de la Tierra y ver que nosotros somos tan pequeños y ocupamos tan poco tiempo en ese sistema me hace sentir insignificante. A la vez, existimos por una infinita acumulación de casualidades que nos permite estar acá hoy, y eso me hace sentir que somos muy importantes. Pero todo está interconectado entre sí, desde la estrella más lejana hasta el mosquito que te acaba de picar. Realmente no creo que seamos más importantes que una roca. Todo lo espectacular que alguna vez hizo el humano, es en principio para beneficio de su propia especie, a lo sumo para tratar de reparar el daño que hizo al ecosistema.

No quiero sonar increíblemente pesimista, pero no somos necesarios dentro de este sistema, todo existía antes y seguirá existiendo después de nosotros. El planeta cambiará como lo hizo miles de veces, el resto del universo nunca se enteró ni de que existimos. ¿Cómo traduzco esto en mi día a día? Intento hacer el bien, dentro de lo que puedo, porque me hace sentir bien a mí también. Y busco la belleza y la destaco, porque siento que nos recuerda lo hermoso que es estar vivos.


Entrevista por Juan Cruz Molas y Molas
Imágenes cortesía de Martina Galarza aka Marte

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