

(recomendamos darle play y leer la entrevista completa mientras escuchas este disco)
¿Alguna vez sintieron esa mezcla de ansiedad y adrenalina justo antes de que el avión despegue, o cuando empieza a sacudirse en plena turbulencia, rodeado de nubes que no dejan ver nada, y pensás “ya está, me caigo, esto se termina”? Esa vibración que sube por la espalda y se queda ahí, como si hubiera estado esperando desde siempre para atraparte.
La última exposición de fotografía que hicimos con Ignacio Conese, habla un poco de ese “-llamado del vacío- que describe ese instante fugaz en que lo cotidiano se ve atravesado por un pensamiento intrusivo, una pulsión autodestructiva o una súbita inclinación hacia el abismo. Esa frontera difusa entre la vida como la conocemos y la posibilidad de algo más allá. Un vórtice que se abre en un instante”. Y concluye su texto de obra: “Si el vacío es un abismo, el vórtice es la energía que lo habita: un tirón invisible de oscuridad revelada, una especie de danza destructiva que te sugiere entrar.”
En dos semanas, martes 9 de septiembre, toca A Place To Bury Strangers en Uniclub en Buenos Aires bajados por Parasónica para presentar su último disco Synthesizer. Y me genera esa misma sensación, cierta tensión antes de entregarme al concierto. Dicen que suenan brutalmente fuerte y ya lo presiento: una energía que me llama, que me empuja a soltar el control, a cruzar ese umbral hacia un lugar que me atrae y me advierte al mismo tiempo.
Cuidado: lo que está por suceder no se parece a nada que hayas vivido antes. Y cuando salgas, si es que salís, no vas a ser el mismo.
Oliver Ackermann en exclusiva para Subterráneo Mag.
El nombre A Place To Bury Strangers siempre genera intriga. ¿Cómo surgió y qué significado tenía para ustedes en ese momento?
El baterista de ese momento, Justin Avery, le puso el nombre a la banda, viene de una historia de Aleister Crowley. Todos pensamos que sonaba misterioso y el bajista, Tim Gregorio, lo puso en el primer flyer, y el resto es historia. Más tarde, un buen amigo con el que salimos de gira nos dijo que, para él, significaba que cuando ibas a un show de APTBS todos eran extraños, y cuando te ibas, todos eran amigos.
¿Cómo nació la banda y qué recuerdan de esos primeros días?
Recuerdo que dos amigos, Dave y Tim, dijeron que estaban buscando a alguien para tocar la batería en esta banda que tenían, que querían que sonara como Slowdive, y a mí me gustaba Slowdive, así que les dije que iba a tocar la batería para ellos. Después de un ensayo me dijeron que preferían que tocara la guitarra, así que escribí un montón de canciones y, de alguna forma, terminé tomando el control. La familia de Dave tenía una tienda de música en Rockland County, en NY, justo afuera de la ciudad, así que nos amontonábamos en mi van, manejábamos hasta allá, ambientábamos en la tienda y escribíamos canciones. Además de eso, pasábamos tiempo en el Lower East Side y en Brooklyn, yendo a recitales y enloqueciendo en las calles.

En SUBTERRANEO nos gusta conversar sobre procesos creativos. En un mundo donde todo parece ir en fast-forward, ¿cómo viven ustedes el suyo? ¿Cómo encuentran el tiempo y el espacio para crear?
Sí, es difícil pensar en el tiempo y realmente entenderlo, tenés que soltar la idea de que alguna vez lo vas a controlar. Me gusta mucho trabajar en mi música, así que trato de hacerlo cada vez que puedo. Estuve viviendo en el estudio de grabación que construimos, pero ahora me mudé a unas cuadras y armé mi casa con un home studio, así que puedo grabar y trabajar en mi música cada vez que no estoy en el estudio / taller de Death By Audio.
Después de tantos años y discos, ¿cómo describirían la identidad actual de la banda?
Creo que es la misma de siempre: trabajar en destruir todo lo que hicimos y estar atrapados en un planeta muy, muy lejos. Supongo que es una señal de que, de alguna forma, dejamos de intentar, y simplemente hacemos lo que queremos hacer. Es una contradicción que no pude resolver todavía. No nos importa un carajo, pero de alguna forma seguimos apareciendo.
Sus shows en vivo son conocidos por tocar a un volumen muy alto, casi físico. ¿Qué papel juega esa intensidad sonora para ustedes en la experiencia en vivo?
Quiero poder sentir lo que sea que estoy haciendo, y para que eso pase, a veces tiene que subir hasta un punto que se vuelve un poco peligroso. Eso me hace saber que estoy vivo, y que la música puede girar en cualquier dirección. Si supiéramos que todo está bajo control, siguiendo las normas, realmente no tendríamos nada que desear.
¿Qué buscan provocar en el público cuando llevan el sonido al límite?
Quiero que se pierdan por un momento. Escuché que tenemos ese efecto en la gente. Que se olvidan de sus problemas. Supongo que estamos buscando heroína sónica.

«Si supiéramos que todo está bajo control, siguiendo las normas, realmente no tendríamos nada que desear». — Oliver Ackermann
En su música conviven ruido, distorsión, catarsis y momentos más melódicos. ¿Cómo encuentran el equilibrio entre esos extremos?
Para que algo sea destruido, algo tiene que construirse. Son las olas, el rebote, la paleta, el espectro, todo lo mismo, viene, se va, cómo viene, dónde viene, cuándo viene, por qué viene, es todo lo mismo. En esos rangos están las pistas de lo que está pasando en la composición. La risa antes de que salte el payaso malvado.
El último disco, Synthesizer, trae un concepto único: una tapa que se convierte en instrumento. ¿Cómo surgió esa idea y qué representa para vos?
Siempre quise sacar una tapa que fuera un circuito impreso porque me enamoré de cómo se ven trabajando tanto con ellos, la micro-ciudad estéril. Estábamos construyendo muchos sintetizadores de ruido para tocar entre canciones en los shows y se estaba convirtiendo en algo muy loco. Simplemente parecía posible diseñar un sintetizador, tocarlo en todas las canciones, y hacer que la tapa del disco fuera algo que la gente pudiera armar, así que simplemente tuvimos que hacerlo. Diseñar circuitos es un poco como hacer música, hay identidad en el diseño, esto da una inmersión más profunda en nuestro mundo.

A lo largo de los años, el DIY ha sido parte de su identidad. ¿Qué significa para ustedes hacer las cosas por su cuenta y cómo influye eso en su música?
Creo que siempre fui un poco solitario, así que cuando quería hacer algo y no sabía cómo, simplemente lo resolvía. Generalmente lleva mucho más tiempo enseñarte algo que no sabés nada, pero he fallado en muchas cosas y superado muchos obstáculos, y todo lo que realmente quise saber o aprender hasta ahora lo pude, y sigo adelante. Creo que habiendo grabado y mezclado mi propia música durante tanto tiempo, desarrollé un estilo desastroso que es distinto a todo lo demás. Estamos en nuestro extraño mundo que creamos, es música a nuestro estilo.
Death By Audio es parte de tu identidad artística tanto como la banda. ¿Qué tan importante es para vos experimentar con el sonido desde la construcción de pedales y equipos? ¿Sentís que eso influye directamente en lo que hacen en vivo y en estudio?
Me encanta construir efectos y diseñarlos, así que es realmente excitante empujar constantemente los límites del mundo sonoro y realmente me da una comprensión de cómo crear los sonidos que quiero escuchar. Gran parte de lo que hacemos es usar estos efectos y esculpir y destrozar el mundo a nuestro alrededor.

En Estados Unidos y en varios países de la región se viven tiempos políticamente intensos. ¿Cómo influye ese contexto en su música o en la manera en que se relacionan con el público?
Es un tiempo jodido, así que creo que todos tenemos que plantarnos frente a toda la injusticia y estar ahí para otras personas de cualquier forma que podamos. Cuando escribo canciones, siempre es sobre las cosas más extremas que pasan en mi vida, así que definitivamente la geopolítica y las ideas de toda la tragedia que pasa en el mundo guían las letras a veces. Definitivamente todos necesitamos liberar algo de agresión, ¿qué mejor manera que con música extremadamente pesada?
¿Qué les devuelve la ciudad en la que viven, y de qué manera moldea el sonido y la energía de la banda?
Nueva York es genial, podés ser un don nadie en la calle. Cada lugar al que estás acostumbrado a tener cerca se destruye, todo cambia constantemente, su ritmo es vertiginoso, es un buen lugar para soñar despierto.


Han estado en Latinoamérica varias veces, especialmente en Chile, y ahora llegan a Argentina. ¿Qué conexión sienten con esta parte del mundo y qué esperan de esta visita?
Estamos muy emocionados de venir. Tenemos muchos amigos de la región, estamos emocionados de verlos de nuevo. Siento que a la gente en Latinoamérica le gusta volverse loca y divertirse, y eso es lo que más nos encanta hacer. Esperamos volvernos locos.
Argentina tiene una tradición muy fuerte en torno al rock y los recitales. ¿Qué esperan encontrar en el público argentino?
No sé, pero vamos a traer nuestros shows más feroces hasta ahora. Belleza, destrucción, baile, hagamos que sea una noche que nadie olvide.
Si tuvieran que elegir un único recuerdo o sensación que les gustaría que el público argentino se lleve después del show, ¿cuál sería?
Que sueñen con algo diferente, que viajen a un lugar al que nunca habían pensado ir antes. La música hace esto por mí.

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Entrevista por Juan Cruz Molas y Molas.
Fotografías cortesía de Devon Bristol Shaw.
Gracias Max Fernández / Parasónica por hacer esto posible.
Para saber más sobre A Place to Bury Strangers ir a:
website oficial / IG / Death by Audio
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